Diseño a servicio de la inclusión | Universidade Feevale

Diseño a servicio de la inclusión

03/08/2015 - Atualizado 10/09/2015 17h43min
Académica desarrolla una almohada más barata y eficaz en la prevención a las úlceras de presión en usuarios de silla de ruedas

De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en el mundo existen próximamente  650 millones de personas minusválidas, 80% de ellas viven en países en desarrollo. En 2010, según el Censo Demográfico del Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE), Brasil poseía 45,6 millones de personas minusválidas, es decir, 23,9% de la población, de los cuales 13,3% declararon tener movilidad reducida (representando 6,95% del total de la población).

Entre los usuarios de sillas de ruedas, además de las dificultades de infraestructura que ellos tienen de enfrentar, un problema es tan grave que puede causar la muerte: las úlceras de presión, heridas directamente responsables por la muerte de 7 a 8% de los usuarios de silla de ruedas. La posición sentada, en la que muchos necesitan adoptar  alrededor de 18 horas diarias, hace con que cerca de 75% del peso de su cuerpo esté apoyado en un área relativamente pequeña – las tuberosidades isquiáticas, que son compuestas por dos huesos de forma redonda  situados en las tuberosidades isquiales y se asemejan  a una pirámide al revés. La constante comprensión, agravada por el hecho de que muchos no poseen sensibilidad para sentir malestar y así cambian de posición, puede conllevar las úlceras de presión.  

La  investigación
Existen almohadas especiales – la mayoría de  ellas, importadas – que auxilian los usuarios de sillas de ruedas, reduciendo el impacto de la presión. Sin embargo, el costo es muy alto y  el mantenimiento difícil. En la Universidad Feevale, el diseño universal y la tecnología de asistencia, sirvieron de base para que la académica Bruna Henkel Ferro, del curso de Diseño, desarrollara un proyecto de almohada más barata, confortable y efectiva en la prevención de las úlceras de presión. En su Trabajo de Conclusión de Curso (TCC) Re proyecto de almohada para usuarios de silla de ruedas con el objetivo de prevenir las úlceras de presión a bajo costo, orientado por la coordinadora del Programa de Posgrado en Diversidad e Inclusión Social, Jacinta Renner, y defendido en 2014, la estudiante creó un producto viable, cuya patente fue registrada ese año, en el Instituto Nacional de la Propiedad Industrial (Inpi). La investigación tuvo fomento de la Fundación de Amparo a la Investigación del Estado del Rio Grande do Sul (Fapergs).

Fueron consultados alrededor de 20 minusválidos, usuarios de la Asociación de los Lesados Medulares do RS (Leme), con sede en Novo Hamburgo, que hablaron de sus necesidades y de las dificultades con el uso de almohadas comunes. Con auxilio de la alfombra Conformat, un dispositivo en  que los minusválidos se quedan sentados y que a través de un software demuestra en que regiones, al sentar, la presión es mayor. Fueron testados diferentes materiales y densidades. Una sugerencia relevante, presentada por los voluntarios, fue la importancia de la almohada poder contar con una base (hecha en madera), inexistente en las disponibles en el mercado, lo que hace con que el material se deforme con más facilidad.

Almofada Elementari

El producto
En la empresa Herval, de Dois Irmãos, que ayuda en la elección de materiales, fueron hechas las investigaciones de los componentes de la almohada, tanto internos como la portada. La invención consiste en un sistema compuesto por diversos módulos de espuma (en cada uno contiene una densidad diferente), todos son combinados dentro de la almohada, llamada Elementari. Esa combinación de módulo alivia la presión en los locales en que ella se hace más presente, o sea, donde hay más presión al sentarse, el material de la espuma es de menor densidad.

El producto puede ser pre-montado, combinando piezas de densidades diferentes, de acuerdo con el peso del minusválido. El proyecto prevé que el material de la portada deberá ser antideslizante y más resistente. La base de madera completa el conjunto que, diferentemente de las mejores almohadas disponibles, que hoy valen hasta R$ 2 mil, puede venir a costar alrededor de 80% menos que ese valor. Testes con la voluntaria Lidiane Menezes da Cunha demuestran que la disposición de las diferentes densidades absorbe el impacto de la presión donde él es más constante. La almohada también promueve una mejor postura al sentar y es más cómoda de ser utilizada, evidenciando el éxito de la idea. Esa tecnología puede prevenir la aparición de las úlceras de presión.

Con el producto protegido por el registro de la patente en el Inpi, Bruna, que ahora es académica del máster en Diversidad Cultural e Inclusión Social, pretende realizar más testes con un número mayor de minusválidos y hacer, para los voluntarios, la devolutiva de sus investigaciones. La expectativa es, después del término del máster y con los nuevos resultados, se pueda, con el convenio de una empresa, encaminar la producción y la comercialización del producto.

Perfil de los voluntarios de la investigación
- 14 hombres y 3 mujeres
- 19 a 63 años
- 1 año y medio a 25 años utilizando sillas de ruedas
- 12 de esos tienen o ya tuvieron úlceras de presión
- 38 a 100kg de peso corporal
- 1 mes a 25 años con herida abierta

Dados técnicos de la almohada
- Nombre: Elementari
- Espuma: 9 piezas de poliuretano de diferentes densidades y propiedades, entre ellas, antibacterianas  y visco elásticas
- Portada: tejido de poliéster revestida de poliuretano (provisoria)
- Base: madera con 15mm de espesura

Diego Ismael da Silva

“Imagina quien necesita quedarse sentado durante 18 horas al día. Esa almohada que, además de todo posee bajo costo, es muy bien pensada, tanto en la posibilidad de cambiar sus piezas, que están más gastadas, como por la base de madera, que hace mucha diferencia y auxilia en la postura. En Leme, además de conocernos esos proyectos desarrollados por los alumnos de la Feevale, tenemos apoyo psicológico y conocemos otros usuarios con lesiones semejantes. Hoy, ya estoy trabajando y, después de mucha lucha, voy a lograr mi carné de conducir.”

Diego Ismael da Silva, 34 años. Usuario de silla de ruedas desde sus 17 años, pues se quedó tetrapléjico, después de un accidente de moto.

“Me puse muy feliz con el proyecto de Bruna y por participar de la investigación, pues ella pensó en nuestro bienestar. Por aun poseer la sensibilidad de las piernas, fue importante mi participación, pues conseguimos ver realmente los locales donde el sentar provoca más presión. Me puse muy feliz al testar la almohada y al ver todas las áreas en azul (lo que significa que no había presión). Estoy ansiosa para que la almohada sea comercializada, pues me sentí más confortable y más erecta, lo que con seguridad va a mejorar mi calidad de vida.”

Lidiane Menezes da Cunha, 34 años. Con 18 años adquirió el virus HTLV, desarrollando paraplejía, que ocasiona, gradualmente la pérdida de las funciones motoras en las pernas.

“El diferencial del trabajo es que pudimos oír los usuarios de sillas de ruedas, pues el mercado tiene la tendencia de no consultar el usuario. A partir de las quejas de los voluntarios, sus frustraciones y sus sentimientos, pudieron ser hechas adaptaciones en el proyecto, lo que resultó en un producto hecho por y para ellos, que funciona para todas las personas y cuya metodología puede, futuramente, ser aplicada en otros productos, como colchones y cualquier tipo de asiento estofado, por ejemplo.”

Bruna Henkel Ferro, alumna del máster en Diversidad Cultural e Inclusión Social.

“Este trabajo tiene gran impacto social, pues la mayoría del público objetivo  consiste de personas carentes, que poseen muchas demandas que no son atendidas, lo que demuestra más la relevancia del proyecto, por el bajo costo de esa almohada. El diseño universal, así, posibilita que la mayoría pueda utilizar el mismo producto, lo que hace con que se pueda lograr el mayor número posible de personas.”

Jacinta Renner, coordinadora del Programa  de Posgrado en Diversidad Cultural e Inclusión Social.
 
 

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